Discólisis Percutánea

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La discólisis percutánea es una terapia comúnmente usada en el tratamiento de hernias discales y que consiste en aplicar dosis de ozono dentro del disco intervertebral dañado para conseguir reducción de la inflamación y por ende, compresión de estructuras nerviosas.

Ventajas y beneficios

Alternativa a la cirugía de hernias discales, que a menudo requieren largos periodos de recuperación y rehabilitación.
Sencillez del tratamiento. Que consta de pocas sesiones de inyecciones intradiscales, para administrar el ozono.
No modifica la morfología de la columna vertebral. Es decir, no altera las estructuras internas de la espalda, no produce efectos incapacitantes (como los que tienen lugar posterior a una cirugía de hernia de disco).
Reducción de uso de medicamentos como los populares AINES (antiinflamatorios no esteroideos) o analgésicos potentes para sobrellevar el dolor que ocasiona un disco intervertebral herniado.

Definición

El tratamiento hernias discales mediante el procedimiento de discólisis percutánea consiste en la administración de ozono, un agente químico no tóxico que revierte los procesos inflamatorios. Esto se realiza en una mesa quirúrgica (quirófano) mediante infiltraciones locales con jeringas pequeñas y agujas muy finas mientras por medios radiológicos, el médico tratante llega hasta el sitio exacto de la lesión vertebral. Las sesiones son breves (duran menos de una hora) y no requieren largos periodos de recuperación, por lo que el paciente puede retornar a sus actividades habituales. Por lo general, se recomiendan varias sesiones primarias para realizar inyecciones paravertebrales en los músculos de la espalda con dos objetivos: disminuir los espasmos musculares ocasionados por la hernia y además, evidenciar el efecto del  ozono en ese paciente en particular. Todos los procedimientos de inyección intradiscal (o paravertebral) incluyen aplicación de anestesia local, para evitar molestias.

¿Para qué la empleamos ?

La discólisis percutánea con ozonoterapia se fundamenta en el hecho de que los procesos inflamatorios crónicos (como el que ocurre con una hernia de disco intervertebral) pueden retrasarse y revertirse con la administración de sustancias que inhiben los estímulos celulares proinflamatorios (como las citoquinas, un gran grupo de señales moleculares que el cuerpo usa para promover inflamación como respuesta ante la presencia de materiales extraños, como porciones de núcleo pulposo dentro de la cavidad medular, por ejemplo). En este caso, es la mezcla de ozono con oxígeno inyectado, el que funciona como un agente reversor de la hinchazón y el dolor que resultan de una hernia discal. Las inyecciones de estas sustancias se realizan de manera tan precisa que no ocurren daños en las estructuras anatómicas de la columna vertebral (ligamentos, tendones, músculos, etc.), como desgarros de tejido. Es importante destacar el carácter no tóxico de estas sustancias, que garantiza seguridad en el tratamiento. Se estima además, que la tasa de éxito de este tratamiento supera el 70 por ciento.

¿Por qué funciona?

Los nervios periféricos recorren el cuerpo entero buscando sitios de lesión y así notificar al sistema nervioso de que algo no está bien. La radiofrecuencia es un conjunto de aparatos electrónicos que tienen la capacidad de proporcionar un impulso eléctrico suave que, al ser aplicado en nervios periféricos les ocasiona neutralización. Este impulso eléctrico (de alta frecuencia y baja intensidad, por lo que no existen riesgos de electrocución) genera un pequeño aumento de la temperatura en el sitio en que es aplicado, si esto ocurre cerca de un nervio, este detendrá el transporte de impulsos nerviosos (también de tipo eléctrico) y cesará, al punto de que el sistema nervioso central no recibirán “notificaciones de dolor” y por ende, no hay percepción de dolor. Esta disminución de la capacidad de impulso suele ser perdurable, lo que hace que el tratamiento no tenga que ser repetido muchas veces. Es importante destacar que la radiofrecuencia utilizada puede ser de dos tipos: convencional (ya explicada) y pulsátil (que crea un campo electromagnético en el área); en todo caso, será el médico anestesista, el encargado de decidir cuál de ambas es la más adecuada al caso.